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Periodismo Multimedia Independiente

lunes, 10 de agosto de 2009

Santos Urbina

CUMBRE CHAFA

Los señores Obama, Harper y Calderón, quienes asistieron a Guadalajara a realizar una reunión trilateral, se fueron como llegaron a esta ciudad: sin pena ni gloria.
Hasta el pomposo nombre de “Cumbre de Líderes” les quedó grande si el concepto “cumbre” se aplica al tipo de eventos que sirven para reunir de manera significativa a altos dignatarios para tratar asuntos de especial importancia; y, el de “líder”, a la personalidad con autoridad y jerarquía indiscutible.
Los temas de trascendencia a atender y resolver son muchos: el grave problema migratorio remarcado por la política criminal, discriminatoria y de maltrato que el imperio del Norte ejerce contra nuestros hermanos que cruzan la frontera por necesidad de trabajo; la relación injusta de un comercio dispar que ha postrado a la economía mexica y aumentado la pobreza y el desempleo; el fracaso del modelo neoliberal que ha sido sustento de todos los instrumentos de política económica adoptados hasta hoy por los tecnócratas y que ahora forman parte del problema, entre otros asuntos de importancia nacional e internacional que exigen solución inmediata.
Pero esa Cumbre no está hecha para esos temas. En realidad, se trató de una reunioncita de cortesía inflada por el aparato mediático que no logró siquiera proyectar la figura de los participantes como “líderes” del Norte.
Así, vimos a un simpático y distraído Barack Obama, más entretenido en mirar los detalles del colosal mural de José Clemente Orozco de la llamada Sixtina mexicana, donde se realizó el evento, que en prestar atención a la cansina vocecilla del anfitrión.
Desde antes de su llegada, descartó cualquier cambio en materia comercial al adelantar que no era momento de revistar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (TLCAN) y, respecto del tema migratorio, terminó diciendo que primero avanzaría en sus problemas domésticos como la reforma en materia de salud, el problema energético y el financiero para, finalmente, atender la reforma migratoria. Que probablemente a finales de año estaría en posibilidad de presentar un “borrador” en la materia, que bla, bla, bla; mientras tanto, seguirá impune la violación de los derechos de los migrantes.
Queda claro que cada vez son menos los que creen que Obama podrá cumplir sus compromisos y ofrecimientos pues, parafraseando el refrán, “Obama propone y el Pentágono dispone”.
Ahí también estuvo (¿estuvo?) un Stephen Harper, invisible, como fantasma. El político conservador de extrema derecha, simpatizante sionista, alcahuete de los planes militaristas norteamericanos y Primer Ministro de Canadá, se mostró más bien preocupado por el bajo índice de su popularidad a causa de sus políticas neoliberales que han llevado a la disminución de los salarios reales, la falta de vivienda y que una quinta parte de los niños canadienses vivan por debajo del umbral de pobreza, mientras que los beneficios de los empresarios aumentan escandalosamente.
Ahora, como todo racista, pretende culpar a los migrantes de la bancarrota provocada por sus políticas y, como vemos, al adoptar restricciones migratorias reducirá los derechos de nuestros compatriotas en aquél país, en un juego de doble banda al utilizarlos como pretexto para presionar al Parlamento donde no tiene mayoría.
Por su parte, Calderón hizo su papelito. El más débil de los tres “lideres” sí que anda volando bajo, no sólo por el estigma de la fraudulenta forma en que se hizo del cargo, sino por los resultados de su antipopular política neoliberal y estrategia policiaca que llevaron a la estrepitosa derrota electoral de su partido en los últimos comicios.
Ahora, Felipe Calderón, queriendo aprovechar la reunión trinacional para elevar su rating, al igual que hizo en el caso de la influenza cuando simuló que defendía a los paisanos en los países que habían adoptado medidas para protegerse de la propagación del virus, nuevamente finge defensa de los compatriotas con el asunto del la imposición del requisito de visa a los mexicanos que viajan a Canadá.
Calderón se desgarra las vestiduras en este caso, pero calla ante la infamante exigencia de visa que el gobierno norteamericano impone a nuestros paisanos: un procedimiento oprobioso y degradante, además costoso y casi imposible, para la obtención de dicho documento, que provoca de manera deliberada la migración ilegal. Siendo este un elemento sustantivo del problema con el vecino país del Norte.
La visa de Canadá, el escandaloso dispositivo de seguridad, hasta el supuesto atentado contra Calderón fueron sólo cortina de humo para esconder el verdadero fondo del encuentro, pues ya sabemos que esas reuniones fueron diseñadas para mantener en el sometimiento a nuestro país. En este caso, para confirmar la continuidad del modelo neoliberal, avanzar en la mal llamada Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, ASPAN, y mantener intocable el TLCAN, como instrumentos de dominación y e integración subordinada a los intereses del imperialismo yanqui.
Guadalajara, Jalisco, 10 de agosto de 2009
josurbina@gmail.com