lunes, 31 de diciembre de 2007
LOLITA ACOSTA M.
Lánguida legislaturaAmylkar D. Acosta M.(Ex presidente del Congreso de la República)El Congreso de la República sigue de capa caída, sin poder levantar cabeza; acaba de terminar con más pena que gloria el primer período de la legislatura que se inició el 20 de julio y que concluirá en junio próximo. Contrasta la profusión de proyectos de ley y de actos legislativos radicados por los congresistas y el gobierno, con el número de ellos que fueron debatidos y/o votados. Entre el Senado y la Cámara de Representantes suman 406 proyectos tendientes a reformar la Constitución y las leyes vigentes; pero, al final de las sesiones que se clausuraron el 13 de diciembre, muy pocas de ellas alcanzaron a evacuarse y el resto sigue en la larga lista de asuntos pendientes. Sólo nueve de tales proyectos corresponden a la Agenda económica, destacándose entre ellos el del Presupuesto General de la Nación, ahora con el rimbombante título “Seguridad y confianza para el desarrollo social”, así como la que reglamenta el Acto legislativo 04 de 2007 que reformó el Sistema General de Participación (SGP), las cuales pasaron a sanción presidencial. Se trataba de iniciativas de obligatorio trámite para no entrabar la administración; caben resaltar dos novedades introducidas al SGP: se creó la “bolsa de agua”, cuyos recursos ascenderán a cerca de un billón de pesos, de los cuales el 85% serán administrados por los distritos y los municipios y el 15% restante por parte de los departamentos, que antes no participaban de los mismos.Otros proyectos que pasaron fueron aquellos atinentes al “perdón” de los intereses de mora a los contribuyentes endeudados con la DIAN, el que alivia las cargas fiscales a los pensionados e independientes con salario mínimo y uno bien interesante, el de “portabilidad numérica”, que va a permitir a los abonados del servicio de telefonía móvil o fija conservar su respectivo número cuando cambien de operador. La Reforma política alcanzó a tener su primer hervor, al fin y al cabo, como se suele decir en los pasillos del Capitolio, un primer debate no se le niega a ningún proyecto. Otros más se quedaron en el tintero para ser retomados cuando se reanuden las sesiones, esta vez con carácter extraordinario, en febrero próximo. Se cuentan entre ellos el proyecto que pretende regular tarifas de las exorbitantes comisiones que cobran los bancos por los servicios que prestan; el que busca incentivar el sector de la vivienda, cuyo impulso empieza a ceder y el que busca darle estabilidad a quienes ocupan cargos en el Estado en calidad de profesionales. Con el trámite de este último proyecto están en ascuas más de 140.000 empleados provisionales, al tiempo que se sienten burlados más de 600.000 personas, entre provisionales y aspirantes, que concursaron hace más de dos años para ocuparlos por la vía de la fementida meritocracia, ahora en entredicho. Una vez más se hundió el proyecto de acto legislativo que permitiría la reelección de gobernadores y de alcaldes; este proyecto, lo mismo que el que modifica el Código penal para beneficiar a los 19.000 paramilitares de base desmovilizados, tan caros a los intereses de la bancada gubernamental, naufragaron justamente por falta de apoyo de esta, lo cual no ha dejado de generar tensiones con el gobierno. Proyectos tan importantes como el que promueve e incentiva la ciencia, la tecnología y la innovación, no han merecido la atención de los congresistas y son vistos como gallina que mira sal.Si en materia legislativa le fue mal al Congreso en este período, en lo que hace relación al control político no le fue mejor. Aspectos tan importantes y controvertidos como el incumplimiento de la meta de inflación por parte del Banco de la República, la elevación sistemática de las tasas de interés por parte del mismo, el rifirafe entre el Presidente y las altas cortes, los bandazos en torno a las posibilidades de un Acuerdo humanitario, la crisis del DANE, así como el deterioro de las relaciones con nuestros socios y vecinos, entre otros, pasaran sin que pasara nada, como diría León De Greiff. Varios factores contribuyeron a tan magros como deplorables resultados, entre ellos el proceso de la parapolítica que ha sumido al Congreso de la República en la interinidad, las elecciones regionales de octubre que interfirieron en su funcionamiento y propiciaron el ausentismo, como también al despelote al interior del gobierno, sin orden ni concierto, dada su falta de unidad de criterio, al punto que más parece un corcho en medio del remolino. Para rematar, el Congreso junto con los partidos políticos fueron las dos instituciones que salieron peor libradas en el último Informe de Transparencia Internacional (TI) y ello, en medio del escándalo por irregularidades administrativas que derivó en la abrupta remoción de la directora administrativa del Senado. ¿Peor, ¡para dónde!?Medellín, diciembre 21 de 2007www.amylkaracosta.net
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