Instituto Mexicano de la Impunidad
El único logro afianzado por quienes encabezan el gobierno ilegítimo es haber institucionalizado la impunidad.
Felipe Calderón y sus secuaces han consolidado una especie de institución donde la impunidad es la divisa de pertenencia. Entre más encumbrados estén los aspirantes a impunes en los puestos gubernamentales, mayores posibilidades existen de ganar impunidad a través de cometer delitos.
El Instituto Mexicano de la Impunidad (IMI), fundado por ex presidentes y cónyuges, hijastros, cuñados y demás familiares que pululan en torno a donde hay tajada, se consolida como la más fortalecida de las instituciones mexicanas, gracias al empuje que le han inyectado la anterior y actual parejas de Los Pinos. El afamado dúo dinámico que cogobierna hasta ahora, es capaz de convertir pingues estaciones de gasolina en deslumbrantes torrentes de oro negro de las profundidades marinas. Con inusitado ahínco, ha creado una cuasi inexpugnable fortaleza donde se estrella cualquier amenaza de aplicar la ley, verdadero estorbo de gobiernos que “haiga” sido como “haiga” sido, buscan hablarse de tú con los gringos.
El IMI no acepta que el infelizaje se cuele a sus filas. El primer requisito es militar en el PAN, PRI, o en su defecto comprobar pertenencia al Yunque o alguna liga de extrema derecha. Algunos, han logrado su filiación a través de sus empresas y hasta por medio del sindicato de la Gordillo. Obviamente que los padrinos de la ceremonia de iniciación son las televisoras que también fungen como diáconos de la impunidad.
Una vez incorporados, los miembros han de aplicarse en amasar fortunas gracias a que el presupuesto y los recursos del país dan hasta para los extranjeros.
“Cerremos filas”, es el lema del Instituto que se sostiene de la solidaria complicidad de sus integrantes.
No han faltado, así es México, los donadores espontáneos de estatuas y óleos para adornar el Salón de la Impunidad.
El estatuto principal del IMI señala que debe quedar por encima del resto de las instituciones. Toda autoridad se subordina a lo que ordenen sus máximos dirigentes y el concejo de fundadores.
El abuso de la fuerza del Estado, la pederastia, los delitos electorales, los atentados y hostigamiento a periodistas, el enriquecimiento apalancado en los cargos públicos, entre otros procedimientos y conductas, se consideran como filones de impunidad que pueden repartirse unos cuantos merecedores y meretrices del poder para continuar campechanamente sus vidas. Ellos son los baluartes del organismo que ya comienza a figurar internacionalmente, comenzando como evidencia por la respuesta propia CIDH que ha emitido recomendaciones, aunque éstas por lo regular terminan pelándoles los dientes al IMI, al igual que toda consideración de orden moral o civil. Así es la hibridación del cinismo y el poder.
Ya tiene de que presumir el grupo que dirige uno de los dos presidentes que tiene México actualmente y quien se inclina por apoyar los negocios privados bajo el manto del gobierno. Han creado un organismo donde lo que anteriormente se tipificaba como delitos relacionados con tráfico de influencias u otros excesos, ahora es ético y legal. Vaya imaginación y afán de hacer dinero a costa de engañar a la sociedad con todo tipo de fraudes, argucias, complicidades y mentiras.www.carlosvillaguzman.blospot.com
lunes, 17 de marzo de 2008
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