Hace unos días supimos de la muerte de Irena Sendler, anciana polaca de 98 años, quien durante la II Guerra Mundial, salvó a 2,500 niños judíos de una muerte segura. Ella era católica y actuó bajo el lema "si alguien se está ahogando hay que salvarlo, sin importar credo". Irena es un ejemplo que todavía hay, dentro de esa pérfida y podrida institución que es la iglesia católica, gente de buena voluntad. Dudo que en esta ciudad haya católicos de la estatura de Irena, menos aún el arzobispo sandoval.
El catolicismo ha sido el principal obstáculo para el desarrollo, con sus alianzas con el poder en todas sus formas (¿recuerdan al cardenal tavera de Madrid bendiciendo las acciones del dictador franco?) México está en el atraso por su catolicismo exacerbado, poco informado, y fanático, como lo demuestra la estéril lucha por el santuario de unos "mártires" que fueron asesinos.
El cristianismo es una enfermedad, como dice Borges, y México está enfermo de ello. Hay que recordar a Ghandi, para quien los cristianos son como esas piedras en los ríos, empapadas por fuera y secas por dentro.
Atentamente,
martes, 13 de mayo de 2008
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