Cecilia Grajeda

Hola Leonardo,
Me acuerdo perfecto de ese 22 de abril.
Era miércoles de pascua, por lo tanto estabamos de vacaciones.
Con mi familia fuí temprano a Los Colomos a correr, cuando regresamos a la casa oí algo de una explosión en radio metrópoli, pusimos atención y fue cuando empezamos a escuchar la noticia y a darnos cuenta de la magnitud de lo que había pasado, decían que las ambulancias no se daban a basto.
En el día ya no salimos de la casa, solo escuchabamos las noticias. Por la noche fuimos al Templo del Expiatoria a ayudar a clasificar los víveres que ya se habían recolectado. Yo vivo por el departamento de tránsito y nos fuimos por avenida Alcalde. Esa noche nunca se me va a olvidar, la ciudad estaba en penumbra y el silencio era impresionante. Conforme nos acercábamos al centro mucha gente caminaba en busca de otro refugio, había mucha gente pero todo era en silencio.
Hasta entonces yo había vivido a mi ciudad siempre alegre, de fiesta, de mucha luz. De niña en los desfiles patrios y de las fiestas de octubre, la venida del papa, acababan de pasar los festejos de os 450 años de la fundación de Gdl pero esta vez se sentía herida.
Paso esa noche y algunos días y pues vino el movimiento ciudadano, de allí yo creo que la historia de Gdl fue diferente.