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Periodismo Multimedia Independiente

martes, 22 de abril de 2008

Conrado Trapero Alessio

Leonardo, como te va? buen día para reflexión respecto a nuestra madre tierra, escucho a diario tu programa y estoy preocupado por todo lo que acontece en nuestra sociedad me gustaría compartir esta hermosa reflexión para ver si es que puedes leerla al aire bien, publicarla en tu podcast, también para que se las envíes a nuestras queridísimas autoridades y ver si así les queda un poco mas claro, que lo que estamos haciendo con el mundo hoy tarde o temprano acabara con la especie humana.

Saludos cordiales,



En 1854, el 14°. Presidente de los Estados Unidos de América, ofreció a los pieles rojas comprarles su amplísima extensión de tierra, prometiéndoles crear una reservación india exclusiva para ellos y el Gran Jefe Seattle le respondió con la carta que aquí se describe:



SR. FRANKLIN PIERCE
Presidente de los Estados Unidos de América.


¿Cómo se puede comprar o vender el firmamento o el calor de la tierra?
Esta idea no podemos concebirla.

Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del fulgor de las aguas,
¿Cómo podrán ustedes comprarlos?


Cada parcela de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante mata de pino, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los oscuros bosques y hasta el sonido de cada insecto, es sagrado a la memoria y al pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles, lleva consigo las memorias de los pieles rojas.


Los muertos del hombre blanco olvidan su País de origen, cuando emprenden sus paseos entre las estrellas. En cambio nuestros muertos nunca pueden olvidar esta bondadosa tierra, puesto que es la madre de los pieles rojas.


Somos parte de la tierra y así mismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas. El venado, el caballo, el águila blanca, son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el hombre; todos pertenecemos a la misma familia.


Por todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere comprar nuestras tierras; nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos dice que nos reservará un lugar en el que podamos vivir confortablemente entre nosotros. El se convertirá en nuestro padre y nosotros en sus hijos. Eso no es fácil, ya que esta tierra es sagrada para nosotros.



El agua cristalina que corre por los ríos y los arroyuelos no es solamente agua, sino también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos esta tierra, deben recordar que es sagrada y a la vez deben enseñar a sus hijos que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los lagos, cuenta los sucesos y memorias de la vida de nuestra gente.

El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos y satisfacen nuestra sed; son portadores de nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y también lo son suyos y por lo tanto deben tratarlos con la misma dulzura con que traten a sus hermanos.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que “llega de noche” y toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga; y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin importancia alguna. Le secuestra la tierra a sus hijos y tampoco le importa. Tanto la tumba de sus padres como el patrimonio de sus hijos, son olvidados. Trata a su madre la tierra y a su hermano el firmamento, como objetos que se compran, que se explotan y que se venden como ovejas o cuentas de colores.
Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solo un desierto.

No sé ...pero nuestro modo de vida es diferente al de ustedes. La sola vista de sus ciudades avergüenza a los ojos de los piel roja. Pero quizás sea esto porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.


No existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde escuchar como se abren las hojas de los árboles en primavera o como aletean los insectos. Pero quizás esto debe ser también por que soy un salvaje que no comprende nada. El ruido sólo parece insultar a nuestros oídos y después de todo ...¿para que sirve la vida si el hombre no puede escuchar el graznido solitario de los patos, ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque?. Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del medio día o perfumado con aromas de pinos.

El aire tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres compartimos un mismo aliento (la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire). El hombre blanco no parece consciente del aire que respira, es como un moribundo que agoniza durante muchos días y se insensibiliza al hedor de su propio aliento.

Pero si les vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que sostiene.

El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte y sagrada; como un lugar, donde hasta el hombre blanco puede saborear el viento perfumado por las flores de la pradera.

Estamos considerando su oferta de comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra, como a sus hermanos.

Soy un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una máquina humeante puede importar más que el búfalo al que nosotros solo matamos para sobrevivir.

¿Que sería del hombre sin los animales?. Si todos fueran exterminados, el hombre también moriría de una gran soledad espiritual. Porque lo que les suceda a los animales, también le sucederá al hombre. Todo esto es interdependiente.

Deben enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con la vida de nuestros semejantes, a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo que ocurra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, se escupen así mismos.

Esto sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra.


Esto sabemos: Todo es interdependiente como la sangre que une una familia.


Todo es interdependiente.

Todo lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es solo un hilo de la misma. Lo que hace con la trama, se lo hace a sí mismo.


Ni siquiera el hombre blanco cuyo Dios pasea y habla con él de amigo a amigo, queda excento del destino común.


Después de todo ...quizás seamos hermanos; ya veremos...

Sabemos una cosa; que quizás el hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar ahora que Él les pertenece, en la misma forma que piensan y desean que nuestras tierras les pertenezcan; pero esto no es así. El es el Dios de los hombres y su compasión se comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco.

Esta tierra tiene un valor inestimable para Él, y si se daña se provocaría su ira. También los blancos se extinguirán quizás antes que las demás tribus. ¡Cuidado! Contaminen sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.

Pero ustedes caminarán hacia su destrucción rodeados de gloria, inspirados por la fuerza del Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial les dió dominio sobre ella y sobre el piel roja.

Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos porque se exterminan los búfalos, se doman los caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas con cables parlantes.

¿Dónde está el águila? ... Desapareció...

Termina la vida y empieza la supervivencia...

Gran Jefe Seattle.

El programa de la Organización de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, declaró el día 5 de Junio de 1976 (Día mundial del Medio Ambiente) sobre este documento del Gran Jefe Seattle, que es:

“La declaración más bella y más profunda jamás hecha sobre el Medio Ambiente”

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