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Periodismo Multimedia Independiente

martes, 8 de abril de 2008

Emilio Vega Martín.

Hola Maestro:Te pregunto: ¿Qué pasó con el ombusdman de Radio UdG?A continuación te remito una nota sobre lo que nos aconteció en Vallarta: ¿será posible como tema para Medios UdG Vallarta? porque a las autoridades respectivas no parece serles asunto de interés.Saludos.Emilio Vega Martín.
WATER TAXI YELAPA.
Los hechos:
Mi esposa Raquel Carrera, abordó en Yelapa, el 19 de Marzo, a las 10.30 hs. el taxi acuático "Marbella" para trasladarse a Puerto Vallarta, con el objeto de abordar un vuelo comercial a Guadalajara. El taxi acuático transportaba 31 personas. Transcurridos unos 20 minutos de travesía, el motor de la embarcación se detuvo sin que fuera posible por parte del operador, volverlo a poner en marcha. Mi esposa se comunicó conmigo a Guadalajara vía telefonia celular, habiéndolo hecho previamente con Protección Civil de Puerto Vallarta. Procedí entonces, desde Guadalajara, a ratificar el reporte hecho por ella ante la misma Protección Civil, el que quedó asentado con el número 541, ante la operadora 911 de Puerto Vallarta.
En ambas comunicaciones se nos solicitó la posición de la embarcación, la cual desconocíamos – como no fuera que se encontraba entre Yelapa y la Boca de Tomatlán. La embarcación permaneció al garete cosa de unas dos horas. Mediado ese lapso, se aproximó otra lancha del mismo tipo de servicio que transportó a 20 de los pasajeros. Los 11 restantes fueron rescatados por una embarcación rentada por 2 ciudadanos estadounidenses que acertó a pasar por su proximidad y que se ofrecieron a transportarlos, llevándolos hasta el muelle de Playa de Muertos, donde, dado el escaso tamaño de la embarcación, no pudo desembarcarse en el mismo, debiéndose contratar un pequeño bote – por el cual hubo que pagar sus servicios – para poder arribar, finalmente al muelle.
La travesía que usualmente insume 40 minutos, se convirtió en un evento accidentado de duración mayor de 3 horas. Cabe señalar que habiendo arribado al muelle, no medió ningun tipo de disculpa o comentario por parte del personal de la empresa – segun parece denominada "Marbella"- del taxi acuático en cuestión.
Según pudo comentar mi esposa con otros pasajeros – al parecer avecindados en Yelapa – este tipo de situación es recurrente pero al parecer, nadie ha presentado una queja formal al respecto. ¡ Bendito servicio de taxis!
Creo que esta serie de anomalías solamente saldrán a la luz pública cuando sean motivo de inserción en la nota roja, consignando ahogados, embarcaciones zozobradas o algo similar.
De la anterior exposición de hechos, pueden extraerse varias conclusiones:
Concediendo que un desperfecto de embarcación puede ser entendible, no lo es que el responsable carezca de medios de comunicación para reportar esta situación de emergencia. Asímismo, carece de un GPS (geoposicionador satelital) que permitiera ubicarla con precisión en el mar para facilitar su búsqueda.
Debe de agradecerse en este caso que la mar estaba en calma y que no existían condiciones de corrientes que provocaran que la embarcación fuera derivando mar adentro y se complicara su búsqueda. Es obvio que una situación de descompostura de una embarcación no puede compararse en modo alguno a la de un vehículo terrestre: resulta, por su esencia misma, un evento de mucha mayor seriedad.
Por otra parte, una demora de tal duración, puede afectar el programa de ruta de pasajeros dirigidos a abordar otro medio de transportación con horario estricto, como puede ser en este caso, el abordaje de un vuelo u otro medio de transporte terrestre.
Después de tal situación, hemos procedido a buscar, sin éxito, algún reglamento que regule la operación de este tipo de servicios. De no existir, sería del todo deseable que fuera formulado.
SEGUNDO INCIDENTE:
A la semana siguiente, del 26 al 28 de Marzo, acompañé a mi esposa a Yelapa. La travesía de ida transcurrió sin contratiempos. Después de disfrutar de una amable estadía con buenos servicios y el trato solícito del personal a cargo, pretendíamos el viernes 28, abordar el taxi acuático de regreso. Cabe hacer la aclaración que en nuestros boletos de viaje redondo Puerto Vallarta-Yelapa-Puerto Vallarta, se consignaba que el viaje de regreso se efectuaría a las 9.30 am. Sin embargo, tanto el personal de la lancha de llegada como el personal de la recepción del Hotel Lagunita, nos confirmó que, en efecto, el regreso se efectuaría a las 10.30 am. Conforme a este señalamiento, nos personamos anticipadamente a la hora en el muelle junto con otros 6 turistas – de nacionalidad estadounidense – que abordarían el mismo viaje. Según parece, la lancha en cuestión si arribó, pero en ningún momento se aproximó al muelle en el que nos encontrábamos. Un lanchero ubicado en el mismo muelle nos señaló que una lancha que enfilaba ahora hacia mar abierto era la que nos debía de haber transportado. Acto seguido, se aproximó otra lancha, ofreciéndose a transportarnos a Puerto Vallarta, mediante el pago de $200 por persona, con la aclaración de que el próximo viaje del servicio de taxi acuático que habíamos contratado, no se efectuaría sino hasta 4 horas después. A los estadounidenses les urgía llegar dado que debían de abordar un vuelo hacia los EEUU desde Puerto Vallarta. Convenimos pues, en contratar el servicio.
Arribando al muelle en Puerto Vallarta, me encaminé, bastante molesto hacia la oficina del servicio de taxis, sin encontrar ninguna persona ante la cual efectuar mi reclamo; de paso, los estadounidenses compañeros de travesía no efectuaron reclamo alguno; dijeron que así eran las cosas en México – uno de ellos citó a Jorge Ibarguengoitia con su frase de que "en México todo es posible y nada es probable" - y se retiraron con premura hacia el aeropuerto. En mi búsqueda de personal responsable, se me señaló al vendedor de boletos de la empresa de taxis acuáticos. Este nos dijo que volviéramos a las 15.30 hrs. (3 horas después) que era la hora en que volvería el supuesto responsable. Levantando el tono y volumen de voz, le expresé que la empresa debía de hacerse cargo de la situación y reembolsar lo que habíamos pagado al otro lanchero. Me pidió que me calmara, a lo que contesté que no tenía porqué hacerlo, que yo no había generado la situación. Procedió a comunicarse vía celular con el responsable de la oficina y pretendió pasármelo a lo que contesté que ese no era el asunto; que quería la reposición de mi dinero y ya. Procedió a darme $ 200, que era la parte del boleto que habíamos pagado, pero que no reponía en su totalidad el importe del mismo.
Debo de señalar que no he encontrado en los medios electrónicos ningún sistema fácil para elevar ante las autoridades competentes mi reclamo por tal situación.
Como detalle curioso, debo señalar que uno de los prestadores de servicios turísticos, ante lo airado de mi reclamo, me señaló que yo parecía español o argentino: vaya, por lo visto, han existido reclamos anteriores de turistas por el mismo tipo de situación, turistas que que no aceptan resignadamente tales estupideces.
¿ A dónde va la supuesta vocación natural de México como prestador de servicios turísticos?
Por lo pronto, mientras no se resuelva tal situación, no volvemos a Yelapa. Peor para ellos.

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